Imaginemos que al nacer recibimos unas notas musicales a modo de don. (Algunos preferirán pensar en un código matemático, o en una secuencia de números, letras y símbolos; pero eso es la música, también, cuando se traslada al papel). Estas notas nos llegan estructuradas como una melodía simple. Alguna gente se limita a repetir esta melodía de forma obsesiva a lo largo de su vida, no variando nada más allá de su toque: a veces ligero, ensoñado; a veces bestial y percusivo. Otros, en cambio, se permite jugar con esas notas, dejan de sacralizarlas y les encuentran variaciones inventivas o cuanto menos personales. Algunos iluminados van más allá y las multiplican, desdoblan e invierten, ponen a prueba los límites del tiempo y terminan construyendo una catedral sonora: algo imprevisible. Convierten la información recibida, la melodía madre, en belleza. Y esa belleza los sobrevive y sigue sonando sobre la Tierra, dando sentido a las melodías de otros.
¿Qué ocurriría si pudiésemos oír al mismo tiempo las melodías de todos los habitantes de este mundo? Al comienzo sería ensordecedor, puro caos, el sentido del universo en sus primeros instantes de vida. Pero pronto el oído se habituaría a masa y volumen y tempos, percibiría contrapuntos y disonancias. Y lo más importante: entendería la forma en que las melodías dialogan entre sí y se modifican al hacerlo. Porque existen quienes aseguran que la gente no puede cambiar, que la melodía original es inalterable como el caracol de la huella de la yema de los dedos. Es un error predecible, causado por la decisión de aislar la melodía del contexto en que suena; oyen la performance individual e ignoran la sinfonía.
Marcelo Figueras (2006). La batalla del calentamiento. Alfaguara
miércoles, 3 de octubre de 2007
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4 comentarios:
Más que recibir notas musicales a modo de don, una vez llegados a este mundo, nacemos insertados en un TODO “musical”; un campo energético que fluye, tiene orden y sentido, y que se expresa en cada una de las cosas que componen este mundo… desde pequeñas rocas, flores de hermosos colores, animales, y desde luego en nosotros mismos.
Somos parte de una misma fuerza y por lo tanto nos dirigimos probablemente a un mismo fin, sin importar las particularidades de cada uno ni los distintos caminos que todos decidamos seguir. Somos nuestros pensamientos y sentimientos. Actuamos desde lo que somos y somos a partir de nuestras acciones, pero todos somos parte de un mismo fluir… pero un fluir que espera al menos una cosa de nosotros; CONCIENCIA.
A través del proceso que hemos seguido a lo largo de todo el año, a mi juicio, no hemos hecho otra cosa que expandir nuestra conciencia, entendiendo que no vivimos solos y que podemos aportar a vidas mejores y por lo mismo a un mundo mejor, incluso por medio de nuestras actividades cotidianas.
Las competencias que buscamos desarrollar son una parte de ello, y nos ayudan/ayudarán a crecer como personas y encontrar nuestro espacio en este todo.
Por esta razón, cada uno de nosotros ES, y SIEMPRE ha sido, una nota musical de esta gran sinfonía. Hoy, esas notas personales tal vez son ejecutadas con mayor finura y significado, logrando juntos una melodía armoniosa que continuará sonando, y transformándose, el resto de nuestras vidas.
“El proceso cósmico es la ejecución de un gran concierto, aquel en el cual Pitágoras escuchaba la “música de las esferas”.
En él, la realización de cualquier existencia es interpretar una nota precisa que en ese momento le corresponde en la sinfonía universal. La melodía va cambiando y cada ser se va transformando en un intérprete más refinado y abarcante hasta llegar a ser Uno con el gran concierto universal.
Es al ser humano a quien le corresponde ir develando la partitura del cosmos e interpretarla en total conciencia y libre albedrío… dentro de esta partitura está la EVOLUCIÓN”
Cariños,
Caro.
Ignacio y el tiempo de adaptación a la nueva vida me ganaron el "quién vive"...si, porque quería escribirles unos parrafitos en el blog, pero lo haré desde acá.
Y era sólo para decirles que desde la mayor humildad me he sentido enormemente orgulloso del cambio que han tenido. Tal vez algunos sean aún escépticos, pero "del otro lado del espejo" se refleja (valga la paradoja) toda su evolución...
La última "pre" me dejó feliz, porque verles las caras de satisfacción luego de los feedbacks fue como sentir vuestro propio camino de crecimiento, como que hubiese estado dentro de ustedes en todo el proceso de expansión consciente. En algunos de ustedes había un brillo especial en los ojos....
No les miento. Yo no soy de las personas que se consideran "espirituales", y en general tampoco veo "luces" ni "energías", pero vuestros rostros me impactaron.
Qué alegría...los felicito por el esfuerzo que han hecho en dejar la comodidad de lado y lanzarse al aprendizaje encarnado, y toda la inmensa valentía que implica.
JP
PD: escribí tal como lo pensé...jaja...si no se entendió nada, pido las disculpas del caso.
Me cuesta mucho expresar lo que siento ahora ya que este año ha sido un año muy desafiante para mi en todo plano. Pero ahora estoy recién comenzando a sentir que "los puntos se están uniendo".
Creo que han vuelto a brotar en mí melodías y música armoniosa como también disonante, pero todas pruebas de la gran orquesta y sinfonía que crearé algún día. Siento que siempre estuvieron adentro mío, pero que la vida y el tiempo me estaban preparando para ello.
Es gracioso como todo comienza a "cuadrar" (disculpen que siga teniendo tantas expresiones de mi carrera) pero es cierto, ahora todo toma más forma y creo que esa claridad que sentimos la cual refleja el brillo de los ojos de los que habla Juan Pablo.
Debo agradecer el invitarnos a recorrer este camino, y agradecer que nos acompañaran en este.
No puedo mentir que se comienzan a sentir estos "aires de tristeza" porque se nos acaba el tiempo en este proceso, pero también se comienza a sentir la alegría de que nos hemos convertido en una mejor versión de nosotros mismos.
Besos a todos,
Feñita
Hola a todos!!
La vida es una sinfonía, con muchas partes y movimientos. A veces efóricos, alegres, expectantes y tristes. Y todos muy intensos.
La parte de la sinfonía que vivimos y creamos a veces nos hace mantenernos en su ánimo, y muchas veces por ello creemos que no podemos modificarla. Por ello a veces podemos llegar a pensar que no podemos cambiar, pero un movimiento en sí una historia completa que da paso a uno nuevo que se fundamenta en el anterior, totalmente renovado, único y armonico.
Creo que este año me ha permitido, darme cuenta de esto. Tener un silencio distinto para conocerme, que me ha permitido limar algunas asperezas y moldear algunas otras.
Todo lo anterior ha hecho que me sienta inspirado a comenzar un nuevo movimiento en mi sinfonía.
Este año ha sido un gran año, no sé si en realidad se concretarán todas las metas planteadas, pero ya no importa, lo que he encontrado en este máster es más valioso y más alto en logros. Los puntos se conectan y se crean nuevos.
Ignacio Ceroni
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